En general, los mejores resultados de la liposucción se obtienen al tratar los excesos de grasa localizados en zonas concretas de la silueta. Es decir, en lugares de acúmulo local de grasa, como abdomen, caderas, muslos, brazos, rodillas o región cervical, resistentes a la pérdida de peso o a la práctica de deporte. Si además existe laxitud de la piel, el paciente se beneficiará del efecto tensor adicional que proporciona la liposucción asistida por láser.
Para conseguir un resultado de la intervención lo más favorable posible – la eliminación de la grasa de localización profunda indeseable – el paciente debe tener antes de la intervención, un peso lo más cercano posible a su peso normal.
El adelgazamiento o la pérdida de peso no son los objetivos que cumplir mediante una liposucción, ni mediante una liposucción asistida por láser. Con esta técnica quirúrgica se puede conseguir una mejora en la armonía del contorno corporal mediante la remodelación de la silueta. Pero no sirve para solucionar un problema global de sobrepeso u obesidad, consecuencia de hábitos de vida inadecuados.
En resumen, la liposucción asistida por láser se recomienda si:
- Se han intentado eliminar tus depósitos de grasa rebelde (michelines, cartucheras, cara interna de las rodillas, papada) mediante la dieta, el ejercicio y la pérdida de peso y no lo has conseguido.
- Zonas de acúmulo de grasa localizada que son desproporcionados con el resto de tu figura.
- Expectativas realistas y no tienes sobrepeso o solo un sobrepeso ligero y una moderada laxitud de la piel (no está indicada en caso de pérdida masiva de peso).
- La liposucción asistida por láser no es un sustituto de la pérdida de peso.