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Cirugía

Abdominoplastia masculina

El artículo de los cirujanos Michael J. Stein y Alan Matarasso sobre la abdominoplastia masculina, publicado en 2.022 en la prestigiosa revista Clinics in Plastic Surgery, ofrece puntos clave sobre las particularidades de este procedimiento quirúrgico en varones. Estos puntos incluyen aspectos sobre la creciente demanda de este tipo de cirugía por parte de la población masculina, así como las técnicas especializadas que resultan óptimas para la mejora del contorno corporal masculino.

 

 

Aumento de la demanda

En las últimas dos décadas, se ha producido un incremento significativo en el número de hombres que buscan procedimientos de remodelación del contorno corporal, especialmente abdominoplastias. Este cambio se debe, en parte, a la presión social por tener un físico masculino esbelto y tonificado, con énfasis en la estética abdominal.

Si tradicionalmente los varones que consultaban por una abdominoplastia estaban preocupados principalmente por su circunferencia abdominal, los autores exponen la aparición de dos nuevas poblaciones de pacientes masculinos: los que han sufrido una pérdida masiva de peso y presentan una acúmulo de grasa de leve a moderado pero acompañado de un significativo exceso de piel y por otro lado los varones jóvenes y atléticos que buscan incrementar la definición de su musculatura abdominal, eliminando aquellos acúmulos grasos que no se pierden solo con ejercicio.

La proporción de hombres que van a demandar procedimientos de abdominoplastia va a seguir incrementándose con la creciente población de pacientes que han experimentado una pérdida masiva de peso, así como con la aparición nuevas tecnologías mínimamente invasivas que permiten a los pacientes más jóvenes mejorar su contorno abdominal con menos tiempo de recuperación.

 

Diferencias anatómicas

El artículo destaca las diferencias anatómicas entre los pacientes masculinos y femeninos, particularmente en cuanto a la piel, distribución de la grasa y estructura muscular (fascia).

Los hombres suelen tener una piel abdominal más gruesa y una distribución de grasa más centralizada, lo que requiere enfoques quirúrgicos distintos en comparación con las abdominoplastias femeninas.

A diferencia de las mujeres, los hombres ganan su peso centralmente, en la región abdominal, dando lugar a un patrón de distribución de la gras androide conocido como “tipo manzana” (frente a la distribución de grasa ginoide “tipo pera” en las mujeres).

A igual índice de masa corporal, las mujeres acumulan grasa preferentemente en el tejido subcutáneo, y sus adipocitos (células que almacenan la grasa) son mayores en la región glúteo-femoral; los hombres tienden a acumular grasa visceral, siendo los adipocitos viscerales más grandes en hombres que en mujeres.

A medida que los hombres envejecen, la testosterona disminuye y la adiposidad visceral aumenta, contribuyendo a la aparición de la diástasis (separación) de los músculos rectos abdominales.

Finalmente, en cuanto a la estructura miofascial, los estudios muestran que los hombres tienen músculos rectos abdominales más grandes que las mujeres. En cuanto a la diástasis, las mujeres suelen presentarla en la parte inferior del abdomen, causando una protuberancia suprapúbica, mientras que en los hombres es más común en la parte superior del abdomen, causando una protuberancia más difusa en esa zona.

La causa de la diástasis también es diferente entre ambos sexos. Una de cada tres mujeres experimenta diástasis un año después del parto, debido a debilidades fisiológicas y mecánicas en la línea alba ya que las hormonas como la progesterona y los estrógenos estimulan enzimas que degradan la matriz extracelular, debilitando la fascia. Además, la pared abdominal de las mujeres se vuelve un 50% más flexible debido al estiramiento mecánico por el aumento del volumen intraabdominal durante el embarazo, lo que también cambia la composición de la matriz extracelular.

En los hombres, la presión intraabdominal por la obesidad visceral y los aumentos repetidos de presión durante el ejercicio contribuyen a la diástasis del recto abdominal; en relación con el último aspecto, se ha sugerido que ciertos ejercicios pueden empeorar esta condición.

 

 

Personalización de Técnicas Quirúrgicas en Abdominoplastia Masculina

Una vez conocidas las preocupaciones y expectativas del paciente y las características específicas de la anatomía masculina, el cirujano debe diseñar su plan quirúrgico acorde a estos aspectos. Se debe explicar al paciente de qué forma la técnica elegida va dirigida específicamente a tratar cada una de sus preocupaciones, qué se puede conseguir y cuáles son las posibles complicaciones.

La abdominoplastia masculina generalmente combina eliminación del exceso de piel y grasa (faldón abdominal), suturas internas para tratar la separación o diástasis de los músculos rectos abdominales (plicatura de rectos) y en ocasiones, cada vez con mayor frecuencia, liposucción. Si hay presencia de una hernia, ésta será reparada previamente a la plicatura de los músculos rectos abdominales.

Se precisa un enfoque personalizado que ayude a los hombres a lograr un contorno abdominal más natural y atlético, que es diferente de la forma más estilizada que buscan las pacientes femeninas, con una cintura más estrecha y marcada. Esta diferencia afecta a aspectos como la posición de la cicatriz de la abdominoplastia que en los varones es más flexible y se diseña usando como referencia el tipo de ropa interior preferida por el paciente. Las cicatrices de abdominoplastia en aquellos pacientes que han experimentado una pérdida masiva de peso son más desafiantes, puesto que el faldón de piel a eliminar puede ser asimétrico.

 

Cuidado postoperatorio

En cuanto a la recuperación de la abdominoplastia en hombres, los autores destacan que la recuperación es más rápida con menos tiempo de inactividad.

El cuidado postoperatorio tras la intervención de abdominoplastia incluye el uso de prendas de compresión y la reanudación de la actividad física después de aproximadamente cuatro semanas, lo cual es esencial para optimizar los resultados.

 

 

Desafíos y riesgos de la Abdominoplastia en hombres

El artículo de Stein y Matarasso aborda los desafíos de la abdominoplastia masculina, entre los que destacan el manejo del tejido más grueso en el varón y el riesgo de complicaciones como el seroma o problemas de cicatrización.

Los autores resaltan la importancia de un enfoque personalizado para la abdominoplastia masculina, teniendo en cuenta tanto los objetivos estéticos como las diferencias anatómicas​ en comparación con las mujeres comentadas anteriormente

Entre los puntos claves de la abdominoplastia masculina destacan la piel abdominal más gruesa, una distribución más centralizada de la grasa y la necesidad de técnicas quirúrgicas adaptadas, como la combinación de liposucción y la plicatura del recto abdominal para corregir la diástasis de los músculos rectos del abdomen.

En resumen, este interesante artículo de Stein y Matarasso expone cómo los cirujanos que están respondiendo a la creciente demanda de abdominoplastia en hombres deben contar con el conocimiento de las particularidades anatómicas y técnicas que diferencian el contorno abdominal masculino del femenino. Así, los autores analizan las diferencias anatómicas relevantes para la cirugía, el enfoque técnico y los resultados postoperatorios de la abdominoplastia masculina en la actualidad.

Además, el artículo subraya cómo la recuperación rápida y el menor tiempo de inactividad son factores importantes para los hombres que buscan un resultado estético natural y atlético, resaltando el incremento en la demanda de este procedimiento en las últimas décadas.

 

Stein, M. J., & Matarasso, A. (2022). The male abdominoplasty. Clinics in Plastic Surgery, 49(2), 285-291.

REDUCCIÓN MAMARIA: MEJORA EN LA CALIDAD DE VIDA DE PACIENTES CON EXCESO DE PECHO

NUEVAS INVESTIGACIONES SOBRE LA RELACIÓN DE LA INTERVENCIÓN DE REDUCCIÓN MAMARIA CON LA MEJORA DE LA CALIDAD DE VIDA EN PACIENTES CON EXCESO DE PECHO.

La hipertrofia mamaria es una situación clínica muy asociada a un importante sufrimiento físico y emocional de las mujeres que la padecen. La cirugía de reducción mamaria es un procedimiento frecuente en cirugía plástica que generalmente se realiza no solo para lograr una apariencia más estética de la mama, sino también para disminuir los síntomas asociados a la hipertrofia mamaria, como la aparición de eccemas e infecciones en la piel bajo el pecho (intertrigo), dolor de espalda y hombros, limitaciones en la actividad física y malestar psicológico.

Para aquellos procedimientos quirúrgicos que cambian la forma del cuerpo, como ocurre en la cirugía de reducción mamaria, resulta fundamental investigar los beneficios funcionales, así como la satisfacción de la paciente con los resultados físicos y psicológicos tras la intervención. Aunque la mamoplastia de reducción es un procedimiento seguro, no se puede excluir en algunos casos la posibilidad de presentación de complicaciones posoperatorias como problemas de cicatrización de heridas, necrosis grasa, seromas, entumecimiento del pezón, pérdida areolar e infecciones. La obesidad es uno de los factores de riesgo que se cree que contribuye a la presentación de estas complicaciones.

 

Existe una considerable cantidad de literatura científica sobre la mejora de la calidad de vida tras una intervención de reducción mamaria y se ha demostrado que esta cirugía tiene un beneficio significativo para las mujeres con hipertrofia mamaria, ya que proporciona alivio de los síntomas y mejora del bienestar general. Sin embargo, ningún estudio parece haber examinado hasta la fecha la relación entre la mejora de la calidad de vida y el tiempo transcurrido después de la operación. La mayoría de las evaluaciones de calidad de vida realizadas después de la cirugía mamaria no consideran el tiempo como factor o realizan la evaluación mucho después de terminado el período de recuperación. El estudio realizado por Yaacobi y colaboradores (2021) es el primero en explorar esta relación. Los resultados de esta investigación muestran que la mejora experimentada en la calidad de vida tras la intervención de reducción mamaria es rápida e independiente del tiempo postoperatorio transcurrido.

Para analizar la calidad de vida de las pacientes después de una reducción mamaria y examinar si ésta cambia en función del tiempo posoperatorio los autores utilizaron la Encuesta de Estado de Salud SF-36.

El dolor de espalda y hombros son los síntomas principales resultantes de unas mamas grandes, pesadas y ptósicas o caídas antes de la mamoplastia de reducción. La mejora en la calidad de vida experimentada tras la intervención está directamente influenciada por el alivio de estos síntomas. En este estudio se evaluó la mejora de la calidad de vida de las pacientes y el alivio del dolor de espalda después de someterse a una cirugía de reducción mamaria, centrándose en el tiempo transcurrido desde la cirugía.

Este estudio incluyó a 55 pacientes femeninas que se habían sometido a una cirugía de reducción mamaria realizada por un mismo cirujano y con el mismo procedimiento técnico (reducción del pedículo superior-medial). De ellas, 50 pacientes cumplimentaron la encuesta de salud SF-36 de forma anónima para los investigadores (tasa de respuesta del 90%). La SF-36 es una encuesta de salud multipropósito, validada y autoinformada que mide 8 dominios de la salud: el funcionamiento físico, el dolor corporal, las limitaciones del rol debido a problemas de salud física, las limitaciones del rol debido a la salud personal o emocional, la salud mental general, el funcionamiento social, la energía/fatiga y la percepción de salud general. La escala proporciona 2 puntuaciones resumidas, una puntuación del componente físico y una puntuación del componente mental. Las puntuaciones resultantes se estandarizaron según la puntuación media de la población general. También se registraron los datos demográficos de las pacientes y otros factores, incluido el índice de masa corporal, la cantidad de tejido resecado de cada mama, la existencia o no de procedimientos concurrentes y las complicaciones. La edad media de las pacientes del estudio fue de 44,06 años y la cantidad media de tejido mamario resecado fue de 487,22 g para la mama derecha y 472,72 g para la mama izquierda.

 

Las pacientes se dividieron en tres grupos de acuerdo con el tiempo transcurrido desde la cirugía hasta la cumplimentación de la encuesta SF-36: tiempo inferior a tres meses, de tres a doce meses y tiempo superior a 12 meses.

Los resultados del estudio mostraron que todas las pacientes quedaron satisfechas con la nueva forma de su pecho; cuatro pacientes de las cincuenta no estaban satisfechas con el tamaño de sus mamas y sentían que su pecho había sido insuficientemente reducido. No se encontró correlación entre la cantidad de tejido mamario extirpado y la mejoría de los síntomas físicos.

Ningún paciente informó complicaciones posoperatorias importantes, incluidas infecciones, seroma, necrosis grasa o pérdida areolar. No hubo problemas de cicatrización de heridas que requirieran intervención distinta al tratamiento conservador.

Las puntuaciones de las pacientes en la encuesta SF-36 después de la operación en relación con la puntuación preoperatoria indicaron una mejora que era independiente del tiempo transcurrido desde la operación en los 3 grupos.

 

Las pacientes obtuvieron puntuaciones significativamente más altas (mejor calidad de vida) en 5 de las 8 subescalas de la encuesta SF-36 después de la operación. Estas subescalas fueron: función física, limitación de roles (mental y física), funcionamiento social y dolor. Las mejoras en las escalas de energía, salud general y bienestar emocional, si bien mostraron puntuaciones superiores tras la intervención, no fueron significativas.

Los resultados mostraron que, si bien la reducción de pecho es un procedimiento que trata principalmente los síntomas físicos de la hipertrofia mamaria, en este estudio las pacientes no sólo mostraron una mejoría en los síntomas físicos, sino también en los síntomas psicosociales como la autoestima.

Aunque la evaluación de las operaciones de cirugía plástica en general se ha realizado tradicionalmente al menos un año después de la intervención, cuando se esperan los resultados estéticos finales, es necesario considerar que la reducción de mama tiene la particularidad de ir dirigida a mejorar los síntomas musculoesqueléticos, además de la mejora estética de las mamas. Estos síntomas experimentan una rápida mejoría tras la intervención y por ello sería más ajustado a la realidad comparar la mejora postoperatoria no con los plazos de un procedimiento estético, sino con los plazos habituales de un procedimiento ortopédico, cuyo objetivo es aliviar síntomas comparables y del que se espera que resulte en una mejoría rápida. Hay dos razones principales para esto: primero, la influencia mecánica de la operación es inmediata. La reducción y elevación del montículo mamario en el tórax reduce la carga mecánica en la espalda y los hombros, aliviando así los síntomas típicos asociados con los senos grandes. Segundo, este tipo de cirugía, especialmente en esta población aquejada de una hipertrofia mamaria, puede producir diferencias estéticas dramáticas que se aprecian ya en la retirada del vendaje en la primera cura tras la intervención.

Al producir esta rápida mejora y reducción del dolor de espalda y cuello, la intervención de reducción mamaria va a reducir el consumo de medicación para aliviar el dolor, como por ejemplo antiinflamatorios no esteroideos. También se produce una vuelta al trabajo potencialmente rápida, porque el periodo de recuperación es corto y el paciente, a diferencia de lo que ocurre en otros procedimientos estéticos, se reincorpora a su trabajo en un mejor estado funcional que antes de la operación.

En este estudio se observó que la mejora de la calidad de vida a largo plazo no dependía de la cantidad de tejido mamario resecado, y que incluso aquellos casos en los que se extirpó menor cantidad de tejido mamario, la intervención condujo igualmente a una clara mejora y satisfacción posoperatoria.

Como conclusión cabe destacar que el trabajo de Yacoobi y colaboradores muestra que la reducción mamaria mejora los síntomas relacionados con las mamas y el bienestar de las pacientes, y que estas mejoras aparecen ya en el período postoperatorio temprano. Las puntuaciones de la encuesta SF-36 arrojan mejoras en todos los campos de la salud tras la intervención: funcionamiento físico, limitaciones de roles, energía, bienestar emocional, funcionamiento social, dolor y salud general y todas estas mejoras se observaron en los tres grupos, independientemente del tiempo transcurrido después de la cirugía.

En esta misma línea, en un estudio posterior Bragina y colaboradores (2023) realizaron un estudio retrospectivo de 107 pacientes operadas de hipertrofia mamaria. Se evaluó el dolor con una escala VAS (Visual Analog Scale) antes de la intervención. Después de la intervención (intervalo de seguimiento entre 18 y 90 meses, con una media de 56 meses) se determinó de nuevo la severidad del dolor en la escala VAS, se cumplimentó por las pacientes un cuestionario de calidad de vida (EQ-5D 3L), y se realizó también la determinación del índice de discapacidad del cuello (Neck-Disability Index) para evaluar las molestias en esta zona.

Los resultados de este estudio mostraron una mejora en el nivel de dolor de espalda que pasó de una puntuación media en la escala VAS de 7,2 antes de la operación a 1,6 de media después de la reducción mamaria. El Índice de discapacidad del cuello se redujo tras la intervención de un porcentaje medio del 43,8% de discapacidad a un 10,8%. El 93% de las pacientes estudiadas se mostró satisfecha o muy satisfecha con el resultado de la operación.

En conclusión, este estudio demuestra que se puede lograr una alta tasa de satisfacción de las pacientes intervenidas de reducción mamaria y que las quejas clínicas de dolor de espalda y cuello asociadas con la hipertrofia mamaria se pueden tratar con una tasa de éxito muy alta mediante esta intervención.

  • Yaacobi, D., Olshinka, A., Shachar, T., Lvovsky, A., Shay, T., Hadanny, A., & Ad-El, D. D. (2021). Is Time a Factor in Quality of Life Improvement Following Breast Reduction?. Aesthetic Surgery Journal, 41(7), NP758-NP762.
  • Bragina, L., Koehl, P., Dietrich, M., & Schuh, A. (2022). Does reduction mammoplasty improve neck pain and quality of life?. Schmerz (Berlin, Germany), 37(2), 134-140.

Consulta para evaluación de cirugía secundaria de mama

Son cada vez más habituales las solicitudes de consulta para evaluación de procedimientos de cirugía mamaria, mamoplastia de aumento, reducción, mastopexia, mama tuberosa, reconstrucción mamaria, que no han resultado completamente satisfactorias desde un inicio, o que con el tiempo han modificado su resultado.

Cada una de estas intervenciones de cirugía de senos es diferente. También son diferentes sus limitaciones para el resultado quirúrgico que se pueden lograr y su evolución en el tiempo. Es esencial diagnosticar de forma cuidadosa cual era la situación de origen antes de operar la mama por primera vez, el tipo de cirugía que se realizó, la técnica utilizada por el cirujano, si existieron o no complicaciones, el tipo de implantes utilizados, y también las constitución, edad y características individuales de cada paciente.

Los motivos de consulta más frecuentes son la rotura o sospecha de rotura de una prótesis mamaria, percibir las mamas caídas o ptósicas, incomodidad o dolor mamario, contractura capsular alrededor de las prótesis mamarias, o simplemente una consulta de comprobación de que todo sigue bien transcurridos muchos años desde la primera intervención. Las pacientes preguntan es estas consultas como se puede mejorar su resultado de cirugía mamaria, si existen nuevas estrategias técnicas o si se han comercializado implantes más actuales, más seguros o confortables.

Aún sin existir ningún tipo de cambio desfavorable en las mamas operadas, o no tener ningún tipo de síntoma, la recomendación actual es que las pacientes intervenidas de cirugía mamaria soliciten revisión al cirujano plástico o a un especialista en patología mamaria de forma anual. Aunque la aparición de complicaciones asociadas a cirugía mamaria a largo plazo es muy infrecuente, no deben obviarse las revisiones anuales. Estas revisiones pueden hacerse coincidir perfectamente con las propias del cribaje necesario para el diagnóstico temprano del cáncer de mama.

En la consulta de cirugía secundaria de mama no es infrecuente percibir que la paciente expresa inseguridad y decepción. Es necesario informarla con sinceridad sobre la calidad real del resultado obtenido y mantenido en su caso, y si vale la pena o no plantear una nueva intervención. La mayoría de las pacientes pueden entender su situación y conseguir un resultado satisfactorio expresando de forma clara sus dudas, y manteniendo la confianza en el cirujano que las operó por primera vez.

En Diagonal CQ nunca planteamos la consulta de cirugía secundaria de mama como una valoración del procedimiento realizado previamente por otro profesional. Estamos seguros de que la norma entre todos los profesionales es la buena praxis y el compromiso serio y responsable con el paciente.

Cuando después de una evaluación e información cuidadosas se decide una nueva intervención quirúrgica es preciso explicar, con la mayor exactitud posible, que se puede conseguir con una nueva intervención y la estabilidad en el tiempo del nuevo resultado.

En definitiva, una evaluación rigurosa, debe identificar y alcanzar las oportunidades y mejoras que una nueva cirugía ofrece.

El Dr. Joan Benítez, médico especialista en cirugía plástica, reparadora y estética, Máster en senología y patología mamaria, con más de 20 años de experiencia en cirugía mamaria que evaluará su caso particular y pondrá a su disposición todos los recursos técnicos para diagnóstico, planificación y tratamiento de los que Diagonal CQ dispone.

Abdominoplastia y Calidad de Vida

Papadopulos N.A., Meier A.C., Henrich G. y colaboradores han publicado en mayo de 2.019 un estudio en la prestigiosa revista Journal of Plastic, Reconstructive and Aesthetic Surgery, en el que analizan mediante el empleo de cuestionarios específicos, y de forma prospectiva el impacto en la calidad de vida, la autoestima, la estabilidad emocional y la salud mental antes y después de la intervención de abdominoplastia.

22 pacientes todas ellas mujeres, fueron encuestadas antes de la intervención de abdominoplastia y seis meses después de la cirugía. Para la encuesta se empleó un cuestionario desarrollado específicamente por los investigadores que analizaba características demográficas y socioeconómicas y cuatro pruebas estandarizadas: Cuestionario sobre la satisfacción con la vida junto con una parte específica relacionada con la imagen corporal (FLZM), Escala de autoestima de Rosenberg (RSES), Inventario de Personalidad de Friburgo (FPI) y Cuestionario de salud del paciente-4 (PHQ-4).

Los resultados de esta investigación mostraron que, tras la cirugía, se obtuvieron puntuaciones superiores en relación a cómo se sentían de cómodas las pacientes en traje de baño, frente al espejo o frente a la pareja, así como en actividades sociales o profesionales.

Las mujeres intervenidas de abdominoplastia tuvieron menos problemas para hacer deporte y se sintieron más femeninas después de la operación. La puntuación total de la satisfacción general con la vida y de los ítems específicos para actividades de ocio, habilidad para relajarse y sexualidad también mostraron mejoras claras y significativas.

La imagen corporal mejoró en general y en particular en los ítems relativos a abdomen, caderas y cintura.

La estabilidad emocional también mejoró. Es importante destacar que se detectó depresión mental leve en un 27% de las pacientes antes de la cirugía y depresión moderada en el 32% de las mismas. Los trastornos depresivos en estas pacientes se redujeron significativamente tras la intervención, la depresión leve en el 18% y la depresión moderada en 9.

Estudios previos de estos investigadores de carácter retrospectivo, es decir, mediante cuestionarios realizados a pacientes ya operadas, habían mostrado que la cirugía estética del abdomen mejora la calidad de vida en varios aspectos; en particular las pacientes que habían sido sometidas a abdominoplastia se encontraban más contentas con su vida familiar, con sus condiciones de vida, con su movilidad y su independencia al no necesitar ayuda de otras personas; la autoestima y la confianza en sí mismas aumentó tras la cirugía.

Este estudio es importante porque es el primero que analiza el efecto que la intervención de abdominoplastia tiene en la calidad de vida de forma prospectiva – antes y después de la cirugía – , evaluando a las pacientes seleccionadas conforme a criterios científicos rigurosos y mediante el empleo de cuestionarios contrastados y validados, antes de la intervención y 6 meses después de la misma, con lo que la validez científica de los resultados es mayor.
Esta investigación viene a confirmar los resultados positivos para la calidad de vida de las pacientes. La abdominoplastia mejora la satisfacción general con la vida y la satisfacción con la salud personal y la apariencia externa, al tiempo que aumenta la estabilidad emocional; las pacientes con depresión de leve a moderada muestran una mejora significativa después de la intervención.
Los pacientes que se someten a una intervención de cirugía estética en general y de abdominoplastia en el caso de este estudio en concreto, esperan mejorar su calidad de vida en varios aspectos. La mejora en la calidad de vida es la indicación más importante y deseable para la realización de una cirugía estética y este estudio de Papadopulos lo confirma.

N.A. Papadopulos, A.C. Meier and G. Henrich, et al., Aesthetic abdominoplasty has a positive impact on quality of life prospectively, Journal of Plastic, Reconstructive & Aesthetic Surgery, https://doi.org/10.1016/j.bjps.2018.12.020

Injerto graso o lipofilling

Para los que desean restaurar o agregar volumen en determinadas zonas del rostro o el cuerpo, al mismo tiempo que disminuyen la grasa no deseada en otras, la técnica de injerto graso, también llamada transferencia grasa o lipofilling puede ser la indicada. Esta técnica permite mejorar el contorno corporal al tiempo que revitaliza la apariencia general, aportando volumen y una apariencia más natural y juvenil.
En esta entrada de nuestro blog vamos a describir el procedimiento de injerto graso, detallando cómo se elimina la grasa de determinadas zonas corporales, donde no es deseada, mediante liposucción y cómo se transfiere a la ubicación deseada, así como lo que puedes esperar de este procedimiento.

1: Cómo es el procedimiento de injerto graso

A medida que envejecemos el contorno del cuerpo cambia debido a diversos factores, como la pérdida de tono muscular y de la elasticidad de la piel, el efecto de la gravedad, el aumento de peso y las fluctuaciones hormonales. La grasa no deseada tiende a acumularse con mayor facilidad en determinadas áreas como el abdomen, caderas, muslos y cara interna de las rodillas.
El injerto graso es un procedimiento mínimamente invasivo que consiste en eliminar el exceso de grasa no deseada de las zonas antes detalladas mediante liposucción y, a continuación, tras el procesado de dicha grasa extraída, proceder e inyectándolo en áreas del cuerpo donde se desea el rejuvenecimiento y la recuperación del volumen perdido.
La cara, los senos y los glúteos son tres áreas comunes que pueden revitalizarse con inyecciones de grasa.

Los signos de envejecimiento en la cara y el cuello ocurren por muchas razones, y en ellos van a influir diversos factores como la herencia, el tipo de piel, la exposición al sol y las características de estilo de vida (tabaquismo, tipo de dieta, etc.).
Las últimas investigaciones en envejecimiento facial parecen mostrar que más allá de que al cumplir años se produzca una caída de la piel por efecto de la gravedad (lo cual se trata con los tradicionales liftings muy invasivos) tiene lugar un desplazamiento de los depósitos de grasa del rostro de aquellos compartimentos en los que contribuyen a dar un aspecto saludable (mejillas, área bajo los ojos), al tercio inferior de la cara, donde contribuyen a la aparición de arrugas y flacidez, proporcionando un aspecto desvitalizado y envejecido.
Varias áreas de la cara se pueden tratar con un injerto graso o lipofilling, incluidas mejillas, frente, ojeras, nariz, mandíbula, mentón, sienes y labios. Este injerto graso, combinado a veces con un lifting facial mínimamente invasivo, puede reducir la aparición de arrugas y las líneas de expresión, al tiempo que revitaliza todo el contorno de la cara.

A nivel del cuerpo, las mujeres que no están satisfechas con el tamaño de sus senos o que han experimentado cambios en la apariencia de los mismos, pueden recuperar en parte el volumen perdido y conseguir un escote más atractivo mediante un injerto graso. Es importante resaltar que mediante la técnica de injerto graso o lipotransferecia solo se pueden conseguir aumentos de volumen de las mamas discretos, aunque con un aspecto muy natural. El injerto graso se recomienda en la recuperación de la integridad de las mamas y el escote en mujeres operadas de reconstrucción mamaria tras un cáncer de mama.

 

2: Cómo es la preparación para la cirugía de injerto graso

El injerto graso es un procedimiento poco invasivo, que puede tener una duración variable en el quirófano desde menos de una hora a varias horas, dependiendo de la complejidad y de si se combinan varios procedimientos en el mismo acto quirúrgico.
En primer lugar, el cirujano marca las áreas del cuerpo de las que se va a extraer la grasa y las zonas en las que se va a inyectar, para que le sirvan de guía durante la cirugía.
Al ser un procedimiento mínimamente invasivo, el injerto graso se suele realizar habitualmente con anestesia local, que puede ir asistida de sedación. Sin embargo, en procedimientos más complejos, que impliquen áreas más extensas o cuando se combina con otros procedimientos quirúrgicos, la intervención se realiza con anestesia general. Su cirujano le indicará qué es lo recomendado en su caso particular.
En las zonas de las que se va a extraer la grasa mediante liposucción, se inyecta suero con adrenalina y anestesia local para facilitar la eliminación de las células grasas, anestesia el área a tratar y minimizar el sangrado.

LipotransferenciaInjerto de Grasa

3: Cómo es la técnica del injerto graso

El injerto graso se inicia con la realización de la liposucción para obtener la grasa que luego será transferida. Dependiendo de la paciente, la grasa se va a eliminar de diversas áreas del cuerpo, como abdomen, muslos, glúteos, cara interna de las rodillas o espalda. La mayor parte de esta grasa corporal se encuentra justo debajo de la piel y por encima del tejido muscular, constituyendo el panículo adiposo. La liposucción va a eliminar parte de esta grasa mediante la inserción de unas cánulas específicas lo que permite mejorar el contorno de la zona tratada. Las cánulas se irán moviendo de adelante a detrás, formando pequeños túneles a través de los que se eliminará la grasa mediante una succión suave; estos túneles se cerrarán en los días siguientes, una vez extraída la cánula. Puesto que las cánulas son muy finas y las incisiones muy pequeñas y dado que el cirujano aprovecha pliegues de la piel, las cicatrices van a quedar ocultas y serán casi inapreciables. El resultado de la liposucción será la mejora del contorno corporal en las áreas tratadas.
A continuación, las células grasas extraídas mediante la liposucción se aíslan, se limpian y preparan para inyectarse en las zonas deseadas.
Es importante destacar que, en la grasa extraída además de células grasas o adipocitos, hay también componentes del tejido intersticial existente entre los adipocitos, donde hay factores de crecimiento y también células madre. Estos componentes hacen que además de aportar volumen, estos últimos componentes contribuyen a una revitalización permanente de la piel.
Se pueden distinguir una serie de técnicas de procesado e injerto de la grasa extraída:

• Injerto Graso Estructural: Es el usado más habitualmente, siguiendo la técnica inicialmente descrita por Coleman. La grasa extraída se procesa mediante distintos métodos, como son centrifugación, filtración o decantación. De este modo se separan una capa inferior más densa que contiene restos de sangre y de la solución anestésica, material de desecho y agua; una capa intermedia que es la grasa (adipocitos) que se va a emplear para el injerto y una capa superior oleosa, procedente de la rotura de ácidos grasos. La capa inferior se descarta y la menos densa superior se retira con una gasa, quedando la grasa del nivel intermedio lista para ser transferida. Este tipo de injerto graso es el más indicado para las zonas más profundas del rostro y el que se usa siempre para zonas corporales como escote, mamas, etc. La reabsorción posterior de la grasa transferida en este tipo de injertos no suele rebasar el 25%.

Injerto graso Córdoba

• Microinjerto graso y SNIF (Sharp-Needle Intradermal Fat): La grasa se procesa mediante decantación y uno o dos lavados con suero; tiene la ventaja de ser un método completamente cerrado y la grasa que se obtienen es muy limpia. Dicha grasa se transfiere a una jeringa de 1 mL y se inyecta empleando cánulas muy finas, de menos de 1 mm de diámetro (generalmente de 0,7 mm). La inyección se hace en el plano subcutáneo. Para inyectar en planos muy superficiales de la cara se usan agujas muy finas (23 G) y es la técnica conocida como SNIF.
Este tipo de injertos contiene igualmente adipocitos viables, que aportan volumen y estructura a la zona injertada. La reabsorción de la grasa transferida es menor que en el caso del injerto graso estructural.
Están indicados para tratar cualquier zona de la cara y son los más adecuados para remodelar las zonas más superficiales, como la zona alrededor de los ojos y los labios.

• Nanoinjertos: La grasa extraída se pasa repetidamente de una jeringa de 10 mL a otra, hasta que se licúa y se obtiene una emulsión. Dicha emulsión se filtra a través de filtros de 0,5 mm de diámetro. A diferencia de los anteriores tipos de injerto, el nanoinjerto no contiene adipocitos, pero sí células madre y factores de crecimiento presentes en la matriz intercelular, que se caracterizan por tener un gran poder regenerativo. Este tipo de injertos resulta ideal para tratar la piel dañada por envejecimiento, por ejemplo, para aclarar el color de la piel de las ojeras. La forma de procesar la grasa elimina los adipocitos, por lo que este tipo de injerto no sirve para aportar volumen, pero sí se mantienen intactos los componentes de la matriz extracelular y su capacidad de rejuvenecimiento.

En resumen, e independientemente del tipo de injerto empleado, la grasa extraída se va a transferir a la zona deseada, rostro, escote, etc. Su cirujano usará una cánula muy fina o incluso una aguja fina, como se ha descrito anteriormente. Mediante un movimiento cuidadoso, la grasa se agrega lentamente en múltiples áreas hasta alcanzar el volumen deseado.
Las incisiones pueden cerrarse con suturas mínimas o incluso no ser necesario si se emplean agujas finas para el injerto.
Por último, se aplicará un apósito para proteger la zona de inyección durante su recuperación.

Injerto graso en Cirugía Estética

 

4: Cómo es la recuperación tras el injerto graso:

El injerto graso es habitualmente un procedimiento mínimamente invasivo, por lo que la intervención se suele realizar en régimen ambulatorio, de modo que regresará a casa el mismo día, tras un período de observación después de la cirugía de dos a cuatro horas, para verificar que todo es correcto.

Se suele emplear una venda o prenda de compresión durante algunas semanas en las zonas de las que se ha extraído la grasa, para reducir la inflamación y ayudar a la piel a adaptarse al nuevo contorno corporal. Aunque el postoperatorio no suele ser doloroso, en ocasiones su cirujano le puede recomendar analgesia los primeros días, para que la recuperación sea más confortable.

Se aconseja reservar algunos días de reposo antes de reanudar las actividades diarias. Puede ser normal la aparición de algún pequeño hematoma tras la intervención, que se resolverá en unos días. La inflamación también puede ocurrir y se debe esperar un poco más (1-3 meses) hasta volver a la normalidad.
Siga las indicaciones de su cirujano para evitar complicaciones y permitir que su cuerpo se recupere con normalidad.

Recuperación Intervención quirúrgica

5: Riesgos del procedimiento de injerto graso y expectativas

En la consulta su cirujano le informará sobre los posibles riesgos y complicaciones, como infección, aparición de microcalcificaciones (pequeños depósitos minerales) o muerte de células grasas.
También es posible que, para lograr el aspecto deseado, sea necesario realizar más de un procedimiento.
Aunque los resultados se aprecian después del procedimiento, el resultado final no será aparente hasta aproximadamente un año tras la intervención. Parte del aumento de volumen inicial se debe a la inflamación postquirúrgica y puede reducirse un poco con el tiempo.
Aunque durante la liposucción la grasa que se elimina es permanente, ello no va a impedir el crecimiento del tejido graso restante en el futuro, según la dieta y el estilo de vida. Los resultados también pueden variar con el aumento o los cambios de peso.
No obstante, con expectativas realistas, un mantenimiento adecuado y un estilo de vida saludable, es posible disfrutar de los resultados del injerto graso durante varios años.

Tratamiento de la obesidad mórbida sin cirugía

ALTERNATIVAS NO QUIRÚRGICAS EN EL TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD MORBIDA

Debe de tenerse en cuenta que la cirugía no es el primer tratamiento que debe de intentarse para solucionar el problema de la obesidad.

Los cambios en el estilo de vida, el seguimiento de una dieta y la práctica de ejercicio físico con regularidad deben de intentarse en un primer lugar, consiguiendo en algunos casos una pérdida de peso relevante, aunque en la mayoría de las ocasiones con una recuperación del peso a medio o a largo plazo.
Aunque con múltiples líneas de investigación abiertas , el tratamiento farmacológico a día de hoy, desafortunadamente, tampoco ha conseguido los resultados deseados.

Los métodos endoscópicos se han popularizado en base a ser menos agresivos que la cirugía y a la presunta menor tasa de complicaciones. Entre ellos se encuentra:

• El balón intragástrico:

Se trata de la colocación mediante endoscopia de un balón, que una vez inflado produce una restricción de la ingesta. La duración del mismo es de 6 meses como máximo, retirándose tras una nueva endoscopia pasado este plazo. Actualmente existen modelos que no precisan de la endoscopia para su aplicación y retirada. Comparando sus resultados con una técnica quirúrgica restrictiva como es la gastroplastia vertical, se observa que sólo un 23 % de los pacientes presentaron a los 5 años un porcentaje de exceso de peso perdido mayor de un 20 %, comparado con una media del 50-60% del exceso de peso perdido en los pacientes sometidos a cirugía. Además el porcentaje de mejoría o curación de las enfermedades asociadas a la obesidad ( diabetes, dislipemia, hipertensión,…) es mínimo comparado con la técnica quirúrgica. Las diferencias en cuanto resultados son más notorias si se compara con una técnica quirúrgica mixta como es el by-pass gástrico.

• Procedimientos de plicatura gástrica endoscópica:

Pretenden mediante la aplicación de suturas endoscópicas simular los efectos de una gastrectomía vertical quirúrgica. Los más extendidos son la gastroplastia en manguito con el sistema Apollo y el POSE. En teoría, son procedimientos duraderos. Aunque comparados con los balones intragástricos parecen ofrecer resultados mejores y más prolongados, el porcentaje de peso perdido y de resolución de las enfermedades asociadas a la obesidad es significativamente peor que en la gastrectomía vertical por laparoscopia. Además, su realización puede dificultar la realización posterior de una cirugía de la obesidad, con un mayor porcentaje de complicaciones.

NO SE RECOMIENDA USAR TÉCNICAS NO QUIRÚRGICAS EN EL TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD EN PACIENTES CON IMC (Índice de masa corporal) > 35

Utilidad de las técnicas endoscópicas:

  • Pacientes con IMC entre 30 y 35 sin patologías asociadas, acompañado de un estricto seguimiento dietético y cambios en el estilo de vida.
  • Los balones intragástricos han demostrado también su utilidad en pacientes superobesos como método para perder peso antes de la realización de la cirugía.

Dr. Juan Castilla Cabezas

Cirugía Obesidad y Endocrina

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